• Los urólogos tienen una visión médica y quirúrgica de las enfermedades del aparato urinario del hombre y la mujer y del aparato genital en el hombre. Están capacitados para abordar la patología quirúrgica empleando métodos de cirugía clásica abierta para los riñones, el retroperitoneo y la pelvis, a través de incisiones en la región lumbar (lumbotomía), abdominal (laparotomía, y accesos extraperitoneales) y perineal que están siendo sustituidos por abordajes por laparoscopia y endoscopia (cirugía mínimamente invasiva) en casi todas las indicaciones, logrando importantes avances en lo referente a seguridad y eficacia.
  • En la actualidad sólo se reservan a cirugía abierta algunos casos complejos o procedimientos específicos imposibles de realizar por endoscopia, si bien es presumible que cualquier intervención llegue a ser manejada en primera instancia mediante la laparoscopia o robótica. Procedimientos clásicos como la nefrectomía, cistectomía y prostatectomía pueden ser ya abordados con estas nuevas técnicas. Por otra parte los urólogos poseen un profundo conocimiento de la terapéutica médica de su especialidad. Para ello emplean múltiples terapias con fármacos tanto en cáncer urológico (quimioterapia e inmunoterapia local, hormonoterapia), infección urinaria (antibioterapia), incontinencia y disfunciones de la vejiga (inhibidores de la función vesical), disfunciones de la próstata (inhibidores adrenérgicos, antiandrógenos), urolitiasis (dietética, citratos, alcalinización y acidificación urinaria, diuréticos) y andrología (androgenoterapia, precursores de la erección y moduladores de la eyaculación). Asimismo conocen las terapias rehabilitadoras del aparato urinario, suelo pelviano y función sexual.